Los minutos que pasan antes de dormir, cuando toda tu casa es tranquilidad, cuando estas tendido en tu cama en la oscuridad o a penas con la penumbra que produce la televisión, preparándote para dormir, donde rápidamente resumes tu día, recuerdas los pendientes, te prometes despertarte temprano para ir al gimnasio, o porque hay algún pendiente en el trabajo, en ese momento, cuando estas solo, tranquilo cansado y te duele el cuerpo, es cuando mas añoro, cuando con mas fuerza deseo, cuando muero por entrar en mis sueños y perderme en el infinito. Algunos días los nervios, preocupaciones, enojos, emociones o lo que sea son tales y con tal fuerza que me impiden si quiera cerrar los ojos, es imposible tratarlo, el ruido de la televisión me molesta; interfiere con mis sentimientos, la almohada se convierte molesta, cambio de posición cada cinco minutos, comienzo a enfadarme, el dolor de espalda aumenta, y mi mente parece fabrica de china, no deja de trabajar ni por un minuto, no termina de aterrizar una idea cuando empieza otra, siempre hay una parte de mi, que trata de callar a todas esas voces, a todos esos pensamientos, y realmente solo quiere irse dormir. Cuando por fin hay un orden en mi mente…pero no es suficiente, entonces es cuando hablo con el techo, conozco cada mancha, cada telaraña, cada sombra, cada rincón, de pronto el techo se vuelve mi pizarrón, comienzo a acomodar mi vida en este techo, una para mi mama, mi familia, aquellas amigas a las que adoro, y aquel hombre al que entregue mi corazón. Otra parte es para mis sueños, donde no todo es perfecto, pero yo estoy bien, toda la gente que quiero esta mi alrededor, y también esta bien, hay dramas, aventuras, pero nada que no se pueda resolver. También existe el espacio del “ hubiera “ donde me pregunto que decisiones han cambiado mi vida si fueron las mas complicadas o aquellas insignificantes, como la hora, o ir al cine algún día… en el rincón mas oscuro de este techo, están mis objetivos finales, mis sueños, anhelos y deseos mas profundos, enredados entre ellos, aun burdos, como un mármol inmenso esperando a ser esculpido, se la forma, pero los detalles, aun no los se. No tengo prisa, no quiero correr, quiero vivir cada día, quiero vivir mi etapa y disfrutar de cada instante, por ahora estoy en mi etapa solitaria/egoista, donde no quiero saber nada de nadie… solo yo, solo por hoy, solo yo.